Hay que ver la tabarra que nos dan con el aniversario de la caída del muro de Berlín,
la falta de rigor y de objetividad de los medios de comunicación,
verdaderos voceros de sus amos, a la hora de “informar-comentar” el
dichoso aniversario. En el fondo pretenden hacernos creer que el
socialismo ha muerto, que no hay alternativa al capitalismo mundial, al
que ellos eufóricamente llaman “Estado de Libertad”. Pero,¿de qué
libertad hablan? ¿El único muro qué la impedía era el de la ciudad
alemana?
La libertad se convierte, tristemente, en una palabra manoseada y
utilizada según el interés del que lo hace y en su nombre se han
cometido y se cometen las mayores barbaridades: guerras, genocidios,
persecuciones, torturas, asesinatos, desapariciones… De “libertad” han
hablado todos los dictadores como los Franco (“Una España Libre”), los
Pinochet, los Videla… o los promotores de guerras que han
desestabilizado y destruido estados como los Busch, Blair y Aznar, y
criminales como Karadzic en la antigua Yugoslavia o señores de la guerra
como Karzai y Abdulá en Afganistán…
Cayó el muro de Berlin y con él todos los regímenes basados en un modelo degenerado y corrupto que nada tenía que ver con el socialismo que soñaron Marx, Engels… Mala la suerte de los obreros de esos países, pero mala la de los trabajadores de los países capitalistas que cifraban sus esperanzas en una redención que vino a ser una gran estafa.
La destrucción del “socialismo real” vino a rebajar la acción y los contenidos del socialismo democrático que operaba a este otro lado del muro: dejaron de ser la alternativa democrática reformista para llegar al socialismo para convertirse en una parte imprescindible de sostén de la sociedad capitalista. Partidos socialistas y partidos comunistas, así como los sindicatos obreros renunciaron a sus objetivos de redención y libertad social para convertirse, ya domados y sumisos, en las piezas del engranaje capitalista que asegurase el sistema de explotación y la sumisión de los trabajadores.
De libertad y en nombre de la libertad hablan los economistas que inspiran el capitalismo global, reduciéndola a la libertad de mercado, a libertad de la bolsa y sus oscilaciones, a la especulación que todo lo justifica. Con sus doctrinas y mensajes intentar impedir cualquier traba a su afán desmesurado de acumular y robar las plusvalías de los trabajadores de sus empresas o expoliar las riquezas y materias primas de los países del tercer mundo.
De libertad hablan los políticos profesionales escandalosamente remunerados y muchos de ellos corruptos y prevaricadores y los partidos que legitiman con grandes y rimbombantes frases la defensa de la democracia liberal, que sólo se acuerdan de los electores en el momento de las votaciones y una vez instalados en el poder cambian de programas y de promesas como de calcetines. Que “libertad y sociedad capitalista” van unidas como parte de un todo y ésta sólo puede existir en el marco de un sistema que garantice el mercado, la iniciativa privada, la competencia, el individualismo…, es en definitiva lo que pretenden hacernos creer. ¡Adiós democracia económica y social!.
Pero, nuevos muros se levantan todos los días, muros que separan a los que nadan en la abundancia de los que no tienen más que su fuerza de trabajo para hacer frente a sus necesidades básicas, muros que separan y condenan a pueblos enteros como en Palestina por parte del estado sionista, muros que en la forma de boicot y sabotaje impiden el desarrollo de pueblos como Cuba, Venezuela, Bolivia, muros de alambradas y concertinas que impidan la entrada de los que nada tienen a un mundo en el que imaginan pueden tener posibilidades…, muros que dividen el mundo entre países ricos y mundos condenados la desesperación y la muerte… Muros que permiten en países como el nuestro que una minoría crezca en riqueza inmensamente mientras la mayoría de la población ve mermados sus ingresos, sus posibilidades de bienestar y desarrollo, sus derechos y sus conquistas sociales víctimas de gobiernos cuya misión es favorecer que los ricos sean más ricos al precio que sea.
El sueño de la Libertad, Igualdad y Fraternidad que alumbró la Revolución Francesa, a casi tres siglos, todavía encuentra muros que pretenden ser insalvables.
Salud y República.
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