Como todos los años, llegada esta fecha, los republicanos recordamos
la proclamación de la II República. No lo hacemos desde la nostalgia,
sino desde el reconocimiento a un periodo que supuso, pese a la brevedad
de su existencia, el primer régimen verdaderamente democrático en la
historia España. En cierto sentido, el primero y el único.
A la recién proclamada República Española le tocó vivir tiempos
convulsos y de una gran polarización política y social, tanto a nivel
nacional como en todo el mundo. No obstante, pese a la difíciles
circunstancias se promovieron políticas que hoy tomamos como algo
natural o producto de la Transición post franquista, como la
instauración de un sistema democrático y parlamentario, el sufragio
universal, el derecho de voto a las mujeres por primera vez en nuestro
país, dando lugar al principio de igualdad entre hombres y mujeres,
derecho al divorcio y al aborto, etc.
Se hizo realidad el principio de separación de iglesia y estado y de
la laicidad de los poderes públicos y se reconocía la libertad de
conciencia y de culto. En la actualidad estamos lejos de este grado de
laicismo en nuestras instituciones “aconfesionales”.
La Constitución republicana reconoció la libertad de opinión y
comunicación, el derecho a la libertad de reunión y manifestación
pacífica y también eliminó la censura de los medios de comunicación.
Los cuarenta años de oscurantismo que ha sufrido este país han dado
pie a una historiografía falsa y malintencionada de aquella época, para
justificar un golpe de estado que desembocó en una guerra civil y una
cruel dictadura. Desgraciadamente, estas falsedades históricas se han
mantenido durante el periodo posterior a la dictadura en muchas
ocasiones con el beneplácito de instituciones públicas presuntamente
democráticas.
Esto ha llevado a que la opinión generalizada que tiene la sociedad
de nosotros, los republicanos, es la de ser una gente que viven en la
añoranza de algo que fue, que queremos simplemente cambiar al monarca
por un presidente y que nos dedicamos a excavar fosas. Todo ello es una
tergiversación de la realidad. Creemos que la legalidad republicana fue
subvertida por unos perjuros, deseamos que la jefatura del estado sea
ocupada mediante un proceso democrático y queremos que nuestros muertos
descansen en una sepultura digna.
Sin embargo, también queremos decirle a la sociedad española, que
tenemos propuestas viables para solucionar esta crisis, porque a pesar
de la invitación a la sumisión que nos hace el gobierno, repitiendo
insistentemente que no existe alternativa a sus nefastas recetas, es
falso, hay alternativa.
Cuando nosotros, los republicanos radicales, hablamos de reinstaurar
la legalidad republicana, queremos decir que frente al capitalismo voraz
de los recortes sociales, salariales, de la privatización de servicios
públicos esenciales, de la bajada de impuestos a los ricos, de los
despidos masivos de trabajadores, de la socialización de las pérdidas
bancarias y, la privatización de sus ganancias; la clase política se ha
rendido ante el autoproclamado “derecho divino” de los banqueros y
grandes empresarios, un entramado de intereses que está embriagado por
el poder y el dinero, las mentiras, los excesos, el nepotismo .
Frente a todo ello, proclamamos que los valores que históricamente
inspiraron la República siguen plenamente vigentes y son absolutamente
necesarios hoy en día:
- La defensa de lo público (sanidad, escuelas, universidades, etc.)
- La igualdad social, especialmente en términos de género y de orientación sexual
- La independencia judicial
- El establecimiento de un sistema electoral con listas abiertas, España como distrito electoral único y un sistema de financiación de partidos transparente y claro.
- La implantación de la ética republicana tanto en la sociedad como en la política. Denunciando la corrupción y los comportamientos antidemocráticos allí donde se produzcan.
- La laicidad; la enseñanza pública sin intromisión eclesiástica. La separación de la iglesia y el Estado a todos los niveles.
- El desarrollo de una cultura de respeto y el cuidado del medioambiente como legado para nuestros descendientes.
- La voluntad real de resolver los litigios sin recurrir a la guerra ni a ningún tipo de violencia.
Ante la situación actual, tenemos que volver a plantearnos cómo modificar las relaciones de poder que han permitido que la injusticia social en la que vivimos tan perjudicial para la mayoría de los ciudadanos.
El republicanismo que profesamos y manifestamos no es solamente la
reivindicación de una forma de gobierno, la República, opuesta a otra,
la monarquía. Esta reivindicación, la República, es consecuencia de una
concepción mucho más amplia, el propio pensamiento republicano, herencia
jacobina del radicalismo español, que cree que España debe ser Republica, Federal, Laica, Solidaria y Pacifista.
“La República cobijará sin duda a todos
los españoles; a todos les ofrecerá justicia y libertad; pero no será
una monarquía sin rey: tendrá que ser una República republicana, pensada
por los republicanos, gobernada y dirigida según la voluntad de los
republicanos.”
Manuel Azaña
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