A pesar del título de la
ponencia, me gustaría hacer una pequeña reseña a nuestro pasado,
que entiendo necesaria para entender lo que nos compete.
Durante
la dictadura, los partidos Izquierda Republicana y Unión Republicana
se habían convertido en el apoyo del Gobierno en el exilio de la
República; ambos se disolvieron en julio de 1959, para dar paso a la
fusión en Acción Republicana Democrática Española (ARDE).
Tras
la muerte del dictador, los partidos republicanos tratamos de
inscribirnos en el registro de partidos políticos para poder
concurrir en las primeras elecciones democráticas (1977), sin
conseguirlo. No obstante, se admitió su legalización una vez
acabadas estas. Sí concurrimos a las elecciones municipales de 1979,
en donde, en la ciudad de Segorbe, se logró el primer alcalde
republicano que gobernó un municipio español desde la Segunda
República.
Hoy
en día el republicanismo español sigue tremendamente atomizado:
pequeños partidos, que en su inmensa mayoría circunscriben su
acción política a una región en concreto o una ciudad, ateneos,
asociaciones y muchísimos independientes.
Nuestra
acción política está dirigida fundamentalmente a fortalecer el
republicanismo y en la medida de lo posible a influir en que otros
adopten también el proyecto republicano. Este es un proyecto a largo
plazo, en el que nos implicamos con paciencia y trabajo. No es un
proyecto para los que quieren resultados inmediatos, éxitos
instantáneos, cambios fáciles. Porque para ello hay otros partidos.
No es algo para los que se dejan llevar fácilmente por mesías ni
cantos de sirena, se llamen JER, IU, Podemos o quien sea.
Estamos
convencidos de que la República llegará a España. Pero antes de
que eso llegue a ocurrir, debe existir un partido republicano fuerte,
y paralelamente una consciencia social republicana consolidada.
Por
ello, sin perder de vista ese objetivo, y al margen del escenario
político de turno, deberemos crecer, organizarnos y fortalecernos,
convencernos de que ese es el camino y no otro. Sólo así crearemos
unas bases sólidas sobre las que la República pueda llegar. Puede
ser tentador para algunos afiliarse o participar en otros grupos más
exitosos que el nuestro, pero no para los que tenemos en la causa
republicana nuestra prioridad. Ello es lo que nos puede hacer tener
éxito a la larga donde otros fracasen a corto plazo. Mantener esa
independencia y no diluir nuestra identidad republicana y de
izquierdas es por ello fundamental. ¿Significa eso que no podamos
participar o colaborar con otros grupos, plataformas, partidos, etc.?
En absoluto, siempre que mantengamos bien clara nuestra identidad y
nuestra independencia como partido, y que tengamos presente nuestro
camino hacia la República y no nos dejemos arrastrar por el programa
de otros.
Creo
en la perseverancia, creo en el trabajo, creo en nuestras ideas y
estoy convencido de que la República puede ser acogida como una idea
mayoritaria en la sociedad, pero ello llevará tiempo y requerirá
que la gente vea que los republicanos somos un ejemplo de cambio.
Compañeras, compañeros ¡Viva la República!
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