domingo, 27 de septiembre de 2015

Sobre González Pacheco Billy el Niño

Juan Antonio González Pachecho (Billy el Niño) es un condecorado policía retirado, fue miembro destacado de la Brigada Político Social (BPS) franquista. Fue conocido su nombre por haber destacado como torturador y por el odio con el que trató a los detenidos por la dictadura. Hasta tal punto llegó, que el propio régimen le procesó por excesos «personales» en su labor, para casi inmediatamente ser reconocido y premiado públicamente al inicio mismo del sistema democrático por el ministro Martín Villa. A diferencia de otros esbirros éste no ha sido olvidado; es verdadero horror el que levanta todavia ahora su nombre entre quienes pasaron por sus manos.


Este sujeto es un ejemplo del tipo de transición política que fue la española y del grado de dignidad del estado español actual. Incluso el miserable más repugnante, el esbirro más asqueroso, al punto de ser despreciado íntimamente por muchos de sus compañeros, ha logrado escapar impune. Ni siquiera alguien como él fue juzgado. Mantiene sus medallas y su reconocimiento como ejemplo digno del Mérito policial le convierte oficialmente en un modelo para los jóvenes policías. No se trata de sólo que sus crímenes hayan sido amnistiados; Se trata de que la condición de miembro de la Politico Social no ha sido considerada como criminal nunca, ni en la transición ni ahora, pues el régimen franquista es considerado legal y que sus instrumentos de terror, del que este tipo fue pieza necesaria,
«honrados cuerpos policiales». Esta es la cuestión de fondo. Si reparamos en la situación vivida en Portugal las diferencias resultan abrumadoras, si bien hubo una reconducción de la revolución de los claveles —a manos del Partido Socialista de Soares, de la derecha apoyada por los occidentales y los servicios de la OTAN— lo cierto es que allí la policía política del régimen dictatorial portugués fue disuelta y sus miembros procesados, quedando el nombre de la PIDE (Policia Internacional para la Defensa del Estado) como sinónimo de horror; la propia constitución portuguesa recogió la obligación del estado democrático de perseguir a quienes habían empleado el terror contra la población portuguesa; en España, en 2015, los instrumentos de nuestro propio terror sufrido, se pasean libremente y sus crímenes no son tales. Hemos de añadir que en Portugal la propia judicatura fue procesada y hubo 49 jueces expulsados. En España, la estructura judicial franquista continuó y algunos de ellos conformaron la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, instancias situadas en primera línea de defensa de personajes como este sujeto.

González Pacheco se crece ante el desprecio público, considera que hizo lo correcto y se siente orgulloso de ello, el estado español se lo reconoce cada día cuando le paga su generosa pensión, le mantienen sus honores y la estructura legal —leyes. jueces, fiscales— le protege y le exonera de toda culpa. Reclamado en Argentina ante la justicia, las demandas en España han sido todas desestimadas. Dejar caer a este sujeto es igual a dejar caer al franquismo y a la estructura del estado que sucedió al régimen, por eso le mantienen a salvo. No se trata solamente de que torturase a los presos, sino de que fue miembro de una estructura de represión, la BPS, de un régimen golpista. No es él, es toda la estructura, son los 146 miembros de la BPS que sobreviven; son las leyes que les reconocen.


La única salida digna es declarar ilegal al régimen y criminal a la BPS, procesando a todos sus miembros y estableciendo su grado de responsabilidad. Es hora de decir públicamente qué fue lo que pasó, el grado de miseria moral de aquel régimen, del dolor infligido a los españoles, y que sea timbre público de vergüenza el haber sido miembro de su aparato represivo, es por ello que estos sujetos deben ser procesados, suspendidos sus honores y condenados en relación a su culpabilidad. Y no en Argentina. En España.


Fuente: https://memoriaguadalajara.wordpress.com/

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