En la entrada del viejo cementerio de Camas (Sevilla), actualmente un
parque de educación vial, aún hay señales de haber levantado la tierra.
Pilar Comendeiro y Nelly Bravo, desde Argentina -la primera- y desde
New Jersey -la segunda-, lograron, tras muchos escritos e emails sin
respuestas, que las administraciones las escucharan y comenzaran a
buscar a su tío, José Palma, y a los otros ocho mineros de Huelva que
murieron en una emboscada cuando iban camino de Sevilla para luchar
contra la sublevación franquista, en 1936.
Cuenta el arqueólogo Cristóbal Alcántara que en ese punto de entrada,
donde normalmente se tiraban a los fusilados, no encontraron nada.
Decidieron cavar dentro, al fondo del viejo cementerio. Una gran fosa de
veinte metros de largo, diez de profundidad y unos seis de ancho
respira ahora mismo abierta. En el centro, los huesos de una persona
tirada boca abajo. “Ahí, en el fémur, encontramos un proyectil mauser del 7 y medio”, cuenta el arqueólogo a pie de fosa.
A su lado, yacen restos de dos personas más identificables gracias a
las explicaciones de Alcántara, con contusiones producidas por ataúdes
de décadas posteriores. A unos metros, a la derecha, sobresalen restos
de una cuarta persona, probablemente de unos 17 años, porque los huesos,
aclara el arqueólogo, no están fusionados, también dañados por un
ataúd. Y en el otro extremo, a la izquierda, los restos de un quinto
represaliado, con una fractura en el fémur “alrededor de la muerte” y
dos fracturas más en las tibias, según el director del equipo de
arqueólogos, Andrés Fernández. Una cuchara sopera en este cuerpo podría
indicar, según Fernández, que procedía de un grupo de presos.
“En su viaje a Buenos Aires, el arqueólogo me explicó que cuando se
efectúan enterramientos encima de otros, los primeros restos se pueden
mover de lugar por el movimiento de la tierra. Es muy posible que encima de los restos de los nueve mineros hayan enterrado posteriormente a otra gente del pueblo.
Seguiremos esperando a que alguien nos diga que se han encontrado o que
han puesto todo el predio patas arriba y no aparecieron”, explica Pilar
Comendeiro desde Argentina, que se enteró del hallazgo por la prensa.
La exhumación, que ha contado con la financiación municipal -16.000
euros- y autonómica -12.000-, continuará adelante quince días más.
“Llegaremos hasta el final”, aseguró la concejala de Cultura,
Participación Ciudadana y Fiestas Mayores, Eva Pérez (PSOE). “Son
crímenes de lesa humanidad que no pueden prescribir”, añadió el director
de Memoria Democrática, Luis Naranjo (IU), que destacó el papel
fundamental que debe asumir el Estado en las exhumaciones, como
“garante” de que se realicen. El presidente en Camas de la Asociación
Memoria, Libertad y Cultura Democrática, José Esteban Garrido Moreira,
llegó emocionado a la puerta del viejo cementerio recordando aún los
testimonios de los vecinos. “Aquí hay muchas cosas que contar”,
concluyó.
Olivia Carballar
Fuente: andalucesdiario.es
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