El Ayuntamiento de La Algaba (Sevilla) ha comenzado a derribar el
viejo cementerio, cuyo último enterramiento se produjo hace más de 15
años, para convertirlo en un parque urbano, el pulmón verde de la
localidad. Hasta aquí todo normal. El problema es que, según denuncian
colectivos memorialistas, debajo de ese cementerio hay una
supuesta fosa común donde enterraron a 144 presos que murieron de hambre
en el campo de trabajo esclavo Las Arenas, entre 1941 y 1942,
según las investigaciones realizadas por María Victoria Fernández Luceño
y José María García Márquez. Estos presos procedían de las ocho
provincias andaluzas y de Badajoz, Albacete, Alicante, Barcelona, Ciudad
Real, Las Palmas, Palencia, Pontevedra, Toledo, Zaragoza y Portugal.
“Confiamos aún en que se produzca una intervención previa de
localización y posterior protección de esos restos que debería terminar
con la exhumación antes de que se construya ese parque”, ha denunciado
el coordinador del Grupo de Trabajo de Memoria Histórica de CGT-A,
Cecilio Gordillo, que afirma que ya se lo pidieron al alcalde, el
socialista Diego Agüera, en una reunión.
El Ayuntamiento, sin embargo, considera que esas personas no fueron fusiladas, y, por tanto, no iniciarán su búsqueda,
según confirmó ayer el consistorio a Andalucesdiario.es a través de su
gabinete de prensa: “Eran mendigos, indigentes”, explicaron.
“Con estas actuaciones en los cementerios, como ocurrió en Órgiva
(Granada), se está mirando también para otro lado, enterrando la
historia”, concluye Gordillo. El viejo edificio donde fue instalado el
campo, creado por el Ayuntamiento de Sevilla, aún permanece en ruinas en
un polígono del pueblo, pero no hay nada, ninguna señal que indique el
horror que allí se vivió.
Olivia Carballar
Fuente: andalucesdiario.es
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